El Autoconocimiento es la piedra angular de la Inteligencia Emocional y una competencia esencial para navegar la complejidad social adolescente. Se define como la capacidad de un joven para identificar y comprender sus propios estados internos: sus emociones, sus valores, sus motivaciones, sus fortalezas y sus debilidades. Para el adolescente que experimenta la exclusión, esta falta de claridad interna puede ser paralizante; puede reaccionar exageradamente a críticas leves porque desconoce sus propios puntos débiles o puede perseguir objetivos que no se alinean con sus valores, generando frustración.
El proyecto «Tu Mejor Versión» utiliza dinámicas para guiar a los jóvenes a identificar patrones emocionales y conductuales. Cuando un joven entiende por qué se siente ansioso en situaciones grupales o qué despierta su ira, puede anticipar estas reacciones y comunicarlas preventivamente. Esta habilidad de comunicación auténtica y honesta es altamente valorada en las relaciones de amistad y es la antítesis del camuflaje social que a menudo intentan los jóvenes excluidos.
Además, el autoconocimiento facilita la toma de decisiones coherentes con la identidad personal. Al conocer sus valores, el adolescente es menos susceptible a la presión de grupo para adoptar comportamientos de riesgo que podrían conducir a una mayor marginación (como el consumo de sustancias o el vandalismo). Reconocer sus talentos individuales permite al joven enfocar sus contribuciones al grupo, pasando de ser un receptor pasivo a un colaborador activo. En última instancia, el autoconocimiento transforma la incertidumbre sobre la identidad en confianza social y proporciona una base estable desde la cual el adolescente puede interactuar y ser integrado en la comunidad.
Referencia: Goleman, D. (1995). Emotional Intelligence: Why it can matter more than IQ. Bantam Books.